La Casa Blanca ha presentado a Michael Hammer como su nuevo embajador para Chile

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La Casa Blanca oficializó este viernes la presentación de los nuevos once embajadores designados por el presidente Barack Obama para representar a Estados Unidos en una serie de países, incluyendo a Chile. El aspirante a encabezar la misión diplomática en Santiago es Michael A. Hammer, ex portavoz del Departamento de Estado.

Según consigna el sitio web de ese departamento, Hammer pasó gran parte de su vida en América Latina, puesto que vivió en Honduras, El Salvador, Venezuela y Brasil. Emprendió su carrera diplomática en 1988, llegando a ejercer como director de Asuntos Andinos del Departamento de Estado desde 2000 a 2001, y vocero del Consejo Nacional de Seguridad (NSC) desde 2009 a 2011.

Antes de que Obama decidiera trasladarlo a Chile - una determinación que debe ser ratificada por el Senado estadounidense - Hammer ejercía como subsecretario interino de Asuntos Públicos del Departamento de Estado. Allí arribó luego de que el entonces portavoz Philip Crowley se viera envuelto en un escándalo tras emitir comentarios sobre la degradante situación de Bradley Manning, conscripto recluido y torturado por filtrar documentos a Wikileaks.

La controversia surgió en marzo de 2011 cuando Crowley, en un encuentro con estudiantes, dijo que la detención de Manning era "ridícula, contraproducente y estúpida". Las declaraciones generaron una profunda molestia en el Pentágono, obligando mediante presión que Crowley presentara su renuncia. El encargado de solucionar el episodio fue Hammer, quien meses más tarde reforzaría la postura estadounidense al confirmar que el gobierno condenaría "firmemente cualquier filtración ilegal de información clasificada".

Bajo las órdenes de los secretarios de Estado Hillary Clinton y John Kerry, Hammer ha debido zanjar comunicacionalmente un sinnúmero de situaciones incómodas para el gobierno de Estados Unidos: desde confirmar la versión oficial sobre la muerte de Bin Laden, asegurando que el cadáver de éste se encuentra "enterrado en el fondo del mar"; hasta tildar de "injusto" el encarcelamiento de Alan Gross, contratista estadounidense acusado de espionaje por el régimen cubano.

Mike Hammer tampoco ha sabido afrontar muy bien preguntas relativas al programa de aviones no tripulados de Estados Unidos en el extranjero. Según publicó en un blog la activista Mary Ann Wright, ex coronel del US Army, cuando consultó a Hammer sobre la venta de drones a la OTAN e Israel, y las ejecuciones ilegales de ciudadanos en Afganistán, Pakistán, Yemen y Somalia, éste evadió el foco de la pregunta y evitó usar la palabra "dron", refiriéndose simplemente a "esas otras cosas que vuelan".

"Le recordé inmediatamente que el jefe anti-terrorista de Obama, John Brennan... el 30 de abril de 2012, había dado un largo discurso donde reconocía que el mundo sabe hace años que Estados Unidos usa drones para asesinar a los que son catalogados como una amenaza para EEUU", relata Wright. "Como la máxima autoridad encargada de explicar la política exterior de EEUU, Hammer dijo, de forma poco convincente, 'No puedo discutir sobre esto'".


Patrocinadores del terrorismo

Desde el Departamento de Estado, Hammer también ha ocultado información respecto al financiamiento y protección otorgados por Estados Unidos, a través de la CIA y sus aliados en Turquía, Catar y Arabia Saudita a los rebeldes sirios, particularmente al grupo terrorista Frente Al Nusra que se hace llamar "el Al Qaeda de Siria".

En un discurso frente a estudiantes de la Universidad de Hong Kong a finales de 2012, Hammer recordó el ataque contra el consulado estadounidense en Bengasi, Libia, que terminó con la muerte del embajador Chris Stevens en septiembre del mismo año. Allí señaló que "la comunidad internacional debe mantenerse unida mientras avanzamos para tratar de promover la tolerancia religiosa, la libertad religiosa, pero también la libertad de expresión...".

Audiencias celebradas este año en el Senado estadounidense revelaron que la "protesta musulmana" que derivó en el ataque contra la embajada había sido, en realidad, una emboscada organizada de forma premeditada por grupos terroristas salidos de control (blowback) que contaban originalmente con el respaldo del propio Stevens.

En 2011, según ABC News, Stevens fue oficialmente designado como el enlace de la administración Obama con la oposición libia. Para marzo del mismo año, se estableció firmemente que Stevens y el Departamento de Estado trabajaban directamente con Abdelhakim Belhadj del Grupo Islámico Combatiente Libio, un personaje que tiene conexiones directas con Al Qaeda. Todo lo anterior debió ser tapado por el gobierno ya que evidenciaba con claridad su apoyo al terrorismo islámico - según declarara ante el parlamento el ex diplomático Gregory Hicks - en sus esfuerzos por derrocar a los presidentes Muammar Gaddafi y Bashar Al Assad.

En un panel abierto a través de redes sociales, Mike Hammer señaló firmemente que "el presidente Assad tiene que largarse". Posteriormente admitió, "estamos apoyando a la oposición para intentar facilitar una transición política y ese apoyo ha sido de unos 45 millones de dólares".

El nominado para fungir de embajador en Chile ignora o encubre en su discurso sobre la "tolerancia religiosa" un importante hecho: que los jihadistas y mercenarios apoyados por occidente en Siria han atacado, secuestrado y decapitado a decenas de cristianos y civiles. Los cadáveres son usados para "alimentar a los perros", según reporta el Daily Mail.


La DEA y la coca boliviana

Poco se ha hablado en la prensa chilena sobre las funciones que Hammer desempeñó en Bolivia como encargado de Asuntos Políticos de la legación diplomática estadounidense. En 2008, Hammer y el resto de sus colegas quedaron sorprendidos frente a la decisión de Evo Morales de expulsar de sus fronteras a la DEA, la agencia antidrogas norteamericana.

Evo Morales acusó a la DEA de "realizar labores de espionaje y financiar grupos criminales para derrocar a su gobierno". El mandatario aseguró que la DEA mantenía en Bolivia siete casas de seguridad que, en realidad, eran siete casas de espionaje. La acusación se produjo poco después de que el presidente boliviano expulsara al embajador de Estados Unidos, Philip Goldberg, y en reciprocidad Washington hiciera lo mismo con el representante boliviano, Gustavo Guzmán.

Morales procedió a prohibir todos los vuelos que realizaba la DEA en territorio nacional, y a inspeccionar las oficinas que la agencia mantenía en el país para establecer si existía "patrimonio oculto". Tras un confuso operativo realizado en la provincia de Santa Cruz, siete agentes de la DEA fueron expulsados inmediatamente del país.

Los funcionarios estadounidenses que intentaron solucionar este conflicto diplomático fueron el encargado de negocios de la embajada, Kris Urs, y el ya mencionado Mike Hammer. Ambos se reunieron con los ministros Alfredo Rada y Walker San Miguel para buscar la continuación de la "guerra antidrogas" de EEUU en ese país.

En marzo de 2011, durante una ceremonia militar en La Paz, Morales exhibió el libro The Big White Lie escrito por el ex agente de la DEA, Michael Levine. Aquel texto, explicó, había sido una de las principales razones para expulsar a la agencia de Bolivia. La obra - traducida al español como "La gran mentira blanca" o "La guerra falsa" - relata cómo la CIA patrocinó a grupos paramilitares bolivianos para tomar control del gobierno en 1980 y dirigir la producción y distribución de cocaína hacia el exterior.

"Ahora, tratar de tener relación con la Embajada de Estados Unidos, como policía o militar, ya da miedo... El que tenía buenas relaciones con la Embajada de Estados Unidos (era) así como admirado. Ahora, perdón la expresión, tener relación con la Embajada de Estados Unidos es como una caca", declaró el presidente Morales durante los festejos del Día de la Descolonización, en octubre de 2012.

Ya instalado en el Departamento de Estado, Hammer se vio obligado a responder: "declaraciones como esa no son constructivas", señaló.


¿Pugnas internas?

La revista estadounidense Foreign Policy anticipó en abril de 2013 que Michael A. Hammer saldría del Departamento de Estado para encabezar una legación diplomática. ¿La razón? Conflictos internos. Una publicación que lleva como título "Nobody home at the State Department" sostiene que, de acuerdo a ciertas fuentes del gobierno, ha existido una pugna interna por el poder en la repartición de Asuntos Públicos.

Luego de que Hillary Clinton fuera reemplazada por John Kerry, la nueva vocera Victoria Nuland habría desplazado en influencia a Hammer. "Aunque Hammer es técnicamente el jefe del bureau, Nuland dirige las reuniones diarias, viaja a menudo con Kerry, lleva la delantera en crear los mensajes y pautas, y ha salido victoriosa en varias batallas internas, incluyendo una disputa sobre quién debería estar en el avión con Kerry durante su primer viaje como secretario (de Estado)", publicó la revista.

La designación de Victoria Nuland se produjo poco después de que Hammer llegara al Departamento de Estado para llenar el puesto de Crowley. Ex embajadora de la administración Bush ante la OTAN, Nuland se pasó de los republicanos a los demócratas. Es esposa del historiador neoconservador Robert Kagan, co-fundador del Proyecto para el Nuevo Siglo Americano que identificó el ataque del 11-S como un catalizador para que Estados Unidos reforzara su prominencia mundial.

"Los senadores republicanos acusan a Victoria Nuland de haber ayudado a Hillary Clinton a ocultar la verdad sobre el incidente de Bengasi, que costó la vida al embajador de Estados Unidos en Libia", reporta Red Voltaire.

De ser confirmado como embajador en Chile, Mike Hammer se mudaría al país junto a su esposa Margret Bjorgulfsdottir y sus tres hijos. Ya en territorio nacional, el antiguo funcionario del Departamento de Estado se entendería con el ex detective de la PDI, ex empleado de Inter-con y actual funcionario de la DEA, Washington Moreira.

Moreira es sindicado junto a Todd Porter, actual jefe del FBI en Chile, como el encargado de gestionar el traspaso de recursos clandestinos del narcotráfico para desestabilizar al gobierno venezolano de Nicolás Maduro. Se utilizaría para estos menesteres a la compañía Crawford & Company, que en Chile opera bajo el nombre de Crawford Carvallo y otras empresas fantasma.