La capacidad del ser humano para abrir debates superfluos y ridículos no deja de asombrarme. La foto del cadáver de un niño sirio muerto en las playas de Turquía ha generado mucha polémica, ¿por la inacción de la UE y de toda la comunidad internacional ante el horror de los refugiados sirios? No; la polémica gira en torno a si se deben o no emitir o publicarse imágenes así en los medios de comunicación.
Al parecer es molesto y/o morboso mostrar la realidad del sufrimiento humano; nos es difícil de digerir. Tanto luchar por la libertad de prensa, contra la censura política e ideológica y se nos olvidó matizar; en Europa, y, por extensión, en el mundo libre, sí necesitamos un comité censor por el buen gusto. No queremos ver imágenes que se nos atraganten entre comidas; es desagradable. Porque los países adalides de las libertades humanas son así. Invadimos otros países menos desarrollados, por las buenas o por las malas, expoliando sus recursos naturales y esclavizando a sus ciudadanos con salarios irrisorios en nuestras empresas, que llevan allí sus fábricas para producir a bajo coste. Imponemos, la OTAN y EEUU, los gobiernos que estratégicamente consideramos oportunos, si es necesario alentando u organizando guerras civiles. Pero, ¡eh! Una cosa es informar sobre un drama humano que nosotros mismos hemos provocado, y que a falta de la telenovela melodramática de turno nos vale como entretenimiento emocional, y otra muy diferente estamparnos en la puta cara la realidad que nos negamos a asumir.
Que nos jodan. Sí, han leído bien, que nos jodan. Ya que en vez de acogerlos como semejantes desesperados por tener una vida digna los expulsamos como si de ratas se tratara, ya que alzamos vallas y muros para dejarlos fuera de nuestra "zona de confort", ya que solo vemos levemente quebrada nuestra insensibilidad cuando aparece la foto de algún niño muerto en una playa, que nos jodan con la realidad desnuda y cruda de esos cadáveres. Ojalá y nos quite el sueño, al menos, un momento de empatía, algo que nos dignifique como seres humanos, una leve náusea siquiera por nuestra falta de humanidad. Y, por favor, no hablo de un puñetero tuit o un comentario en Facebook, no insultemos nuestra inteligencia convenciéndonos de que algo así es útil; ni siquiera este artículo es más que un triste y vacío lamento autocompasivo. ¿Qué ha de pasar para que se nos remuevan las entrañas hasta ser incapaces de permanecer por más tiempo sumidos en nuestra autocomplacencia? ¿Qué nos ha pasado como especie para que consideremos "ilegales" a nuestros semejantes? Pero si es que hasta 12 países, incluida, cómo no, España, han rechazado la cuota de refugiados propuesta por la UE.
Todos procedemos de emigrantes que por uno u otro motivo se vieron obligados a dejar todo atrás, pero lo hemos olvidado tan pronto...
En realidad todos sabemos que este interés informativo por los refugiados sirios se agotará y se disipará en cualquier otro tema que, en determinado momento, venda más. No sé si es más triste o más patético ver el ocaso del alma humana; nos vamos a la mierda como especie para convertirnos en una bastarda caricatura de lo que pudimos ser.
Quédense con un dato: en algún lugar del Mediterráneo hay 4 niños muertos más que iban en la misma embarcación que el niño de las fotos, pero de los que no hay imágenes.
Ricardo García-Lillo Morales
Fuente: "El cadáver de un niño, imagen de una realidad que no queremos ver", por Ricardo García-Lillo Morales, RT, 3 de septiembre de 2015
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE CRÓNICA EN ZONA LIBRE.