La crisis en Venezuela pone en duda los contratos petroleros

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El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha llevado a cabo importantes cambios en su gabinete de ministros durante el año y medio que lleva en el palacio de Miraflores. Los ambiciosos planes de Rusia y China siguen adelante ante las preocupaciones surgidas por la crisis económica y los cambios en el gabinete de ministros.

Rafael Ramírez vice primer ministro de Economía, ministro de Petróleo y director de la compañía Petróleos de Venezuela, ha sido remplazado en su puesto esta semna. El sector, que hasta hace poco aportaba al país el 95% del total de ingresos en divisas, estará administrado a partir de ahora por Asdrúbal Chávez, primo del fallecido Hugo Chávez.

Ramírez, que se dedicaba a la gestión del sector petrolero de Venezuela desde 2004, era el principal negociador con la compañía rusa Rosneft. La destitución de Ramírez, aunque disfrazada con todas las fórmulas de cortesía posibles, es una demostración de la catástrofe de la situación en el sector petrolero venezolano y en toda la economía del país.

Varios días antes de la destitución de Ramírez, el gobierno del país más rico en petróleo del mundo anunció que estaba obligado a importar oro negro del extranjero. Casi al mismo tiempo, Venezuela, que sufre un agudo déficit de su divisa, decidió vender la joya principal de su corona petrolífera: su compañía Citgo, que opera en Estados Unidos. Con el dinero de la venta (de 10.000 a 15.000 millones de dólares) las autoridades venezolanas planean reparar el déficit del presupuesto del país y reducir la inflación, que ha alcanzado un 60,9%.

La caída de la exportación de petróleo venezolano fue descubierta poco tiempo después de la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999. Si en 1997 el país vendía al mercado mundial 3,1 millones de barriles al día, en 2013 la exportación de petróleo se redujo hasta 1,7 millones de barriles.

En la decisión del gobierno venezolano de comenzar a importar petróleo ha influido un factor cualitativo. En la cuenca del Orinoco, donde se hallan las mayores reservas de petróleo de Venezuela, se extrae petróleo pesado y extra pesado, un producto prácticamente imposible de exportar. Hasta ahora, Venezuela tenía la posibilidad de mezclarlo con petróleo ligero y garantizar así la exportación continua, en particular a Estados Unidos. Pero el ritmo de extracción de petróleo ligero cayó y Venezuela se vio obligada a comprar este tipo de hidrocarburo a Argelia.

Según el antiguo viceministro de Energía y Minas de Venezuela, Evanán Romero, una aplastante mayoría de las compañías extranjeras no quiere dedicarse a la extracción y el procesamiento de petróleo pesado debido a los altos costes que ello supone y al temor de que el gobierno venezolano nacionalice sus activos en el país.

Pero esto no asusta a los socios rusos. En julio de este año, el director de Rosneft, Ígor Sechin, en una visita a Caracas, anunció los grandiosos planes conjuntos que su compañía prepara en Venezuela.

En la actualidad, Rosneft y Petróleos de Venezuela (PDVSA) participan en cinco proyectos conjuntos de extracción de petróleo en Venezuela. Las reservas geológicas de petróleo de estos proyectos están estimadas en más de 20.500 millones de toneladas. El más importante de ellos es el proyecto Carabobo-2, en el que PDVSA posee el 60% de las acciones y Rosneft el 40%.

El objetivo de extraer 8 millones de barriles de petróleo al día que ambos países contemplan para el Orinoco parece excesivamente optimista, especialmente teniendo en cuenta que cuatro días después de la visita de Sechin a Venezuela, Estados Unidos impuso sanciones contra Rosneft.

Las compañías petroleras Rosneft y Novatek, así como los bancos Vneshekonombank y Gazprombank, figuran en la lista de sanciones de la administración estadounidense del control de los activos en el extranjero (OFAC). Esto significa que estos bancos y compañías no podrán recibir en los mercados de deuda estadounidenses créditos a plazos de más de 90 días.

Según el periódico Kommersant, los volúmenes de petróleo extraído por la compañía podrían reducirse en casi 2 millones de toneladas al año. Y a pesar de que sus directores prefieren no dramatizar, esta estadística confirma el pronóstico de Leonid Fedún, vicepresidente de otra compañía petrolera rusa, Lukoil, que previó que el crecimiento de la extracción de petróleo de este año sería nulo y que en 2015 la extracción en Rusia comenzaría a caer.


La creciente importancia y las dudas de China

En estas condiciones, el principal socio de Venezuela no será Rusia sino China, que no ha sufrido el impacto de las sanciones estadounidenses. En noviembre de 2011 Venezuela y China firmaron unos importantes contratos petroleros que permitirán a las compañías chinas crear un puesto avanzado estratégico en la región petrolera del Orinoco.

En el marco de estos contratos, China ha pagado a Venezuela un crédito de 6.000 millones de dólares.

A diferencia de Rusia, China, que invierte activamente capital en la economía venezolana, ya está obteniendo allí petróleo. Venezuela, como pago de su crédito, envía a China 400.000 barriles al día por un precio inferior a los del mercado.

Es cierto que durante las últimas semanas China también ha comenzado a expresar sus dudas respecto a la efectividad de los contratos petroleros con Venezuela. La agencia china de calificación de riesgos globales Dagong Global Credit ha publicado un comunicado en el que indica que la incapacidad del gobierno de Nicolás Maduro de controlar la crisis económica y social amenaza a la estabilidad política del país y pone en duda el pago de su enorme deuda externa y el cumplimiento de los contratos firmados.


Evgueni Bai / RBTH





LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE CRÓNICA EN ZONA LIBRE.