Barack Obama tendría luz verde para armar a la oposición siria

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EEUU quiere frenar la guerra civil en Siria y en lo que resta del año planea ayudar a la oposición de este país, que lucha contra el presidente Bashar Asad, a cambiar la situación en los campos de batalla.

Durante más de dos años de guerra ninguna de las partes del conflicto alcanzó un éxito evidente, aunque las tropas gubernamentales fortalecieron sus posiciones en los últimos meses.

Quedan dos opciones: las negociaciones entre las partes para encontrar una solución pacífica del conflicto o un apoyo a los rebeldes por parte de EEUU y sus aliados, incluida su posible intervención directa. Washington sigue estudiando ambas opciones, pero la probabilidad de que se lleve a cabo el segundo guión aumenta cada vez más.

La declaración hecha recientemente por el republicano Mike Rogers, titular del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, lo pone de relieve. Rogers no anunció la postura oficial de EEUU, pero manifestó que "la administración de EEUU puede seguir adelante [con sus planes]".


El Congreso no está seguro del éxito

Se interpretó su declaración de modo que el Congreso da luz verde para suministrar armas a los insurgentes sirios, conforme a los planes de la administración estadounidense. Al inicio, la intención de prestar asistencia militar a la oposición siria se topó con el rechazo de ambas cámaras del Congreso, tanto de los republicanos como los demócratas. Hace una semana, los Comités de Inteligencia del Senado y de la Cámara de Representantes recomendaron postergar esta importante decisión.

Existen ciertas dudas respecto al éxito de esta iniciativa, pero es necesario actuar, señaló Rogers. Según él, el poder ejecutivo respondió a una parte de cuestiones de los legisladores que expresaron su temor a que las armas enviadas por EEUU puedan caer en manos de los islamistas.

Cuanto más tiempo dura el conflicto, más extremistas aparecen entre los opositores. Los intelectuales pueden sostener negociaciones de paz, mientras que la guerra endurece a sus participantes y los fanáticos salen a la arena.

En diciembre de 2012, los estadounidenses incluyeron al grupo armado sirio Jubhat al Nusra (Frente de la Victoria) en la lista negra de organizaciones terroristas. Los guerrilleros islamistas que forman parte de este grupo están vinculados con la red terrorista internacional Al Qaeda y estructuras similares. Y en particular, con los movimientos terroristas de Irak.

La información que llega desde el frente sirio pone en evidencia que los islamistas radicales son feroces y eficaces. No sólo participan en los combates, sino que también distribuyen alimentos y medicamentos entre la población. Son muy populares en varias regiones.


Los islamistas luchan no sólo contra el régimen sirio

Este año se puso de relieve que los islamistas luchan no sólo contra las tropas gubernamentales, sino entran en confrontación con cada vez más frecuencia con los combatientes del Ejército Libre de Siria. Este Ejército está formado, sobre todo, por soldados y oficiales que desertaron del Ejército regular. Se trata de los opositores que apoyan los principios laicos y no quieren que Siria se convierta en califato islámico, pero están cansados del gobierno de la dinastía de Asad.

Hace poco, los guerrilleros de Jubhat al Nusra entraron en combate con unidades kurdas en el noreste de Siria. Esta región es rica en petróleo y parece que la lucha se desató por el acceso a estos yacimientos.

La oposición siria carece de unidad política y militar y no se subordina a un mando único. Lo confirman los propios insurgentes, incluido Ahmad Jarba, elegido este mes de julio como líder de la Coalición Nacional de Fuerzas Revolucionarias de la Oposición Siria, uno de los principales grupos opositores. Ahmad Jarba inicia esta semana su gira por los países europeos cuyo objetivo principal es conseguir ayuda financiera y militar para la oposición. Según explica, se espera que Arabia Saudí suministre a los rebeldes una gran partida de armas en breve.


El conflicto sirio requiere muchos gastos

Occidente entiende que los islamistas que luchan contra Bashar Asad y contra los opositores moderados representan una amenaza. Israel, que tiene frontera común con Siria se da cuenta de esto también.

Washington afronta ahora un dilema: si no presta ayuda a la oposición, la guerra civil en Siria se prolongará y la inestabilidad en la región crecerá hasta un nivel que podría afectar los intereses de EEUU. Pero si suministra el armamento y material bélico más avanzado a los insurgentes, no se puede garantizar que éstos no acaben en manos de los radicales más tarde o más temprano o no se emplearían contra los ciudadanos de EEUU o Israel.

Los riesgos son altos, pero a juzgar por parece que EEUU está dispuesto a asumirlos. Washington ve el futuro de Oriente Próximo sin el presidente sirio, Bashar Asad. Es posible que Washington elija un camino menos costoso y más cauto: organizará los campos de adiestramiento militar de los opositores 'fiables' y posteriormente les dotará de armas.

El jefe del Estado Mayor Conjunto de EEUU, el general Martin Dempsey, presentó hace varios días un informe al Congreso en el que explicó que la preparación de los cuadros militares para la oposición siria costará unos 500 millones de dólares al año.

Dempsey describió otros escenarios posibles en Siria también que no se puede excluir, pero para cuya realización se destinará enormes recursos sin garantizar los resultados positivos.

Por ejemplo, el establecimiento de zonas de exclusión aérea sobre Siria dispararía los gastos hasta 1.000 millones de dólares mensuales. La creación de zonas tapón en Siria, en las fronteras con Jordania y Turquía, costará mucho también. Washington podría optar asimismo por ataques desde el aire con aviones y misiles, pero este escenario será todavía más costoso.

EEUU toma en consideración también que la realización de estos planes se complica por el apoyo que presta al Gobierno de Siria Irán y Rusia.


La última esperanza para un arreglo pacífico del conflicto

Mientras, existe una débil esperanza de que el Gobierno y la oposición unan sus esfuerzos para expulsar de Siria a los terroristas y extremistas. El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, se dirigió el pasado 22 de julio con esta declaración a los líderes de la oposición moderada.

En agosto y a principios de septiembre próximo, Moscú y Washington continuarán sus consultas sobre la posibilidad de celebrar en Ginebra la conferencia de paz sobre Siria para sentar a las partes del conflicto a la mesa de negociaciones.

Pero, según se dice, si quieres paz, prepárate para la guerra.