En su cuarta y última cuenta pública en la ciudad de Valparaíso, el presidente Sebastián Piñera anunció la firma del Acuerdo de Asociación Transpacífica (TPP), un tratado internacional que ha sido discutido en secreto por los últimos tres años y que amenaza con restringir la libertad en internet.
El acuerdo, que reúne a países del Asia Pacífico como México, Perú, Chile y Estados Unidos, permitirá que las grandes corporaciones tengan mayor flexibilidad para operar, pudiendo apelar ante las naciones por los costos que imponen sus regulaciones sanitarias y medioambientales.
Según explica el economista Paul Craig Roberts, un apartado del tratado dará pie para que las corporaciones puedan evadir las cortes y leyes nacionales a través de un "tribunal privado" que podrán utilizar "para demandar a los gobiernos".
Hace unos días, el ex negociador jefe de Chile para el TPP, Rodrigo Contreras, pidió a los países latinoamericanos involucrados "una posición negociadora firme ante las pretensiones y presiones de los países más ricos en el TPP y sus empresas".
En una columna publicada por la revista Caretas de Perú, Contreras expresó su preocupación por un polémico capítulo de la negociación que podría restringir la libertad en internet. "Debemos evitar límites al acceso al conocimiento disponible en Internet y no exacerbar la protección de la propiedad intelectual en el descargo de contenidos en línea", escribió el chileno.
La ONG Derechos Digitales ya encabeza la campaña #NoTPP, la cual sostiene que el acuerdo "pretende imponer normas sobre derechos de autor muy similares a los muy criticados proyectos SOPA y PIPA", desechados en Estados Unidos. El director ejecutivo del organismo, Claudio Ruiz, señaló que "las disposiciones de TPP respecto de Internet son regresivas y ponen en tela de juicio todos los esfuerzos regulatorios chilenos de los últimos años".
"Si se firma el TPP se podrán bajar o bloquear contenidos de Internet SIN orden judicial previa, tal como exige hoy la Ley de Propiedad Intelectual de nuestro país", advierte Derechos Digitales.
Entre cuatro paredes
En noviembre de 2012, el presidente Barack Obama llamó al presidente Piñera para discutir las formas de avanzar en la firma del Acuerdo de Asociación Transpacífica (TPP).
Más tarde, la Casa Blanca explicaría en un comunicado que los mandatarios "discutieron oportunidades de fortalecer la economía global mediante la creación de empleos y la expansión del comercio, incluyendo el trabajar juntos de forma expedita sobre un Acuerdo de Asociación Transpacífica".
El acuerdo entre ambas partes ya había sido aplaudido en marzo de 2011, cuando Obama visitó La Moneda para afianzar sus relaciones con Chile. En tal oportunidad, Piñera pidió a Colombia y Panamá incorporarse al TPP. Para defender su alianza comercial con Estados Unidos, el presidente mencionó la existencia de "grandes problemas de las sociedades modernas, que no se pueden enfrentar en forma unilateral".
"Esto va a requerir un nuevo orden internacional, que reemplace al que nació después de la Segunda Guerra Mundial en Bretton Woods y que sea un orden mundial adecuado a las necesidades y desafíos del siglo XXI", afirmó Piñera en la conferencia de prensa.
Sobre la firma del TPP, el jefe de Estado señaló que el tratado "no es bueno para todos dentro de cada país, pero es bueno para el país como un todo. Y por ello debemos estar conscientes de que no podemos permitir que un grupo de intereses especiales detenga el proceso de abrir la economía".
El CFR se define como "una organización independiente y apartidista" y ha sido considerado uno de los think-tanks más influyentes de la política exterior. Su presidente honorario es el banquero David Rockefeller.
En Chile, el CFR opera a través del Consejo Chileno de Relaciones Internationales (CCRI), que se reúne periódicamente en secreto con el ministro de Relaciones Exteriores de turno. Uno de sus directores es el empresario Sven Von Appen, quien causó polémica la semana pasada al decir que los chilenos necesitaban una crisis para reconocer los supuestos avances económicos de Piñera.
Según explica el economista Paul Craig Roberts, un apartado del tratado dará pie para que las corporaciones puedan evadir las cortes y leyes nacionales a través de un "tribunal privado" que podrán utilizar "para demandar a los gobiernos".
Hace unos días, el ex negociador jefe de Chile para el TPP, Rodrigo Contreras, pidió a los países latinoamericanos involucrados "una posición negociadora firme ante las pretensiones y presiones de los países más ricos en el TPP y sus empresas".
En una columna publicada por la revista Caretas de Perú, Contreras expresó su preocupación por un polémico capítulo de la negociación que podría restringir la libertad en internet. "Debemos evitar límites al acceso al conocimiento disponible en Internet y no exacerbar la protección de la propiedad intelectual en el descargo de contenidos en línea", escribió el chileno.
La ONG Derechos Digitales ya encabeza la campaña #NoTPP, la cual sostiene que el acuerdo "pretende imponer normas sobre derechos de autor muy similares a los muy criticados proyectos SOPA y PIPA", desechados en Estados Unidos. El director ejecutivo del organismo, Claudio Ruiz, señaló que "las disposiciones de TPP respecto de Internet son regresivas y ponen en tela de juicio todos los esfuerzos regulatorios chilenos de los últimos años".
"Si se firma el TPP se podrán bajar o bloquear contenidos de Internet SIN orden judicial previa, tal como exige hoy la Ley de Propiedad Intelectual de nuestro país", advierte Derechos Digitales.
Entre cuatro paredes
En noviembre de 2012, el presidente Barack Obama llamó al presidente Piñera para discutir las formas de avanzar en la firma del Acuerdo de Asociación Transpacífica (TPP).
Más tarde, la Casa Blanca explicaría en un comunicado que los mandatarios "discutieron oportunidades de fortalecer la economía global mediante la creación de empleos y la expansión del comercio, incluyendo el trabajar juntos de forma expedita sobre un Acuerdo de Asociación Transpacífica".
El acuerdo entre ambas partes ya había sido aplaudido en marzo de 2011, cuando Obama visitó La Moneda para afianzar sus relaciones con Chile. En tal oportunidad, Piñera pidió a Colombia y Panamá incorporarse al TPP. Para defender su alianza comercial con Estados Unidos, el presidente mencionó la existencia de "grandes problemas de las sociedades modernas, que no se pueden enfrentar en forma unilateral".
"Esto va a requerir un nuevo orden internacional, que reemplace al que nació después de la Segunda Guerra Mundial en Bretton Woods y que sea un orden mundial adecuado a las necesidades y desafíos del siglo XXI", afirmó Piñera en la conferencia de prensa.
Meses después, en septiembre del mismo año, Piñera daría un discurso ante el Council of Foreign Relations (CFR) de Nueva York para reafirmar sus intenciones de abrir la economía chilena a la depredación de las empresas multinacionales.
Sobre la firma del TPP, el jefe de Estado señaló que el tratado "no es bueno para todos dentro de cada país, pero es bueno para el país como un todo. Y por ello debemos estar conscientes de que no podemos permitir que un grupo de intereses especiales detenga el proceso de abrir la economía".
El CFR se define como "una organización independiente y apartidista" y ha sido considerado uno de los think-tanks más influyentes de la política exterior. Su presidente honorario es el banquero David Rockefeller.
En Chile, el CFR opera a través del Consejo Chileno de Relaciones Internationales (CCRI), que se reúne periódicamente en secreto con el ministro de Relaciones Exteriores de turno. Uno de sus directores es el empresario Sven Von Appen, quien causó polémica la semana pasada al decir que los chilenos necesitaban una crisis para reconocer los supuestos avances económicos de Piñera.